martes, 8 de diciembre de 2015

Triunfo de la Independencia

El 24 de Febrero de 1821, con el respaldo de Guerrero, Iturbide firmó un documento en que invitaba todos los habitantes de la Nueva España a olvidar sus divisiones y a unirse para alcanzar la independencia. A éste documento se le llamó "Plan de Iguala o de las Tres Garantías".
Las tres garantías eran los motivos los que los unían: religión única (la católica), unión de todos los grupos sociales e independencia de México, que sería una monarquía constitucional. Cada garantía se representó con un color  y se hizo con ellos una bandera, símbolo de la Nueva nación. A lo largo de la historia, la forma de nuestra bandera ha cambiado, pero sus colores han sido los mismos desde el principio.
A mediados de 1821 llegó a la Nueva España Juan O´Donojú , el último español enviado para gobernarla.  O´Donojú se dio cuenta de que los mexicanos querían la independencia. Convencido de que no podría gobernar y de que era imposible cambiar lo que se había cambiado para su liberación del país,  O´Donojú firmó con Iturbide los "Tratados de Córdoba", mediante los cuales reconoció la independencia de México.
El 27 de septiembre de 1821, al frente del Ejército Trigarante, o de las Tres Garantías, Iturbide entró en triunfo a la Ciudad de México. Todo el país celebró la consumación de la independencia. Hubo desfiles con carros alegóricos y arcos de triunfo; fuegos artificiales, flores, cohetes, campana y música. Los poetas compusieron himnos y coplas a la libertad. Los periódicos, folletos y volantes proclamaron las glorias alcanzadas con la independencia.
La rebelión que había comenzado en 1810 terminaba por fin. La nueva nación comenzaba su propia vida. Había conseguido la libertad y ahora tendría que reorganizar un gobierno propio y construir lo que había sido dañado durante los once años de lucha por la independencia. Todos insistían en las riquezas de México y le profetizaban una vida esplendorosa. Pocos se daban cuenta de que la guerra lo había empobrecido; faltaban caminos y había grandes territorios deshabitados. La ciudad había quedado desorganizada y el desorden político era abrumador.




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